Abriendo la Maleta Mexicana, parte 1. Gerda Taro en Quijorna
Ya hace algunos años, concretamente seis,
que conocimos la magnífica noticia del descubrimiento de la “Maleta Mexicana”,
que guardaba unos rollos fotográficos de incalculable valor histórico y
afectivo originarios de tres fotoperiodistas que presenciaron la GCE y se
implicaron en ella del lado del gobierno y el pueblo republicano en armas.
Seudónimo Capa
Estos tres fotógrafos fueron “Chim”, André
Friedmann y Gerda Pohorylle, o Gerda Taro. Estos dos últimos eran judíos y
respectivamente húngaro y alemana. Tenían por tanto sobradas razones
personales, además de las políticas, para plantarle cara al fascismo que
avanzaba en Europa y estaba siendo combatido en España por el ejército popular.
Gerda, de 26 años de edad y André, de 23, estando en España fueron los
creadores del seudónimo común a ambos “Robert Capa”, con el que conseguían
mejor recepción a sus fotos y noticias en los medios gráficos europeos y norteamericanos,
mediante los cuales intentaban denunciar, además de la crueldad de la guerra
española, la evidente injerencia en la misma de las potencias fascistas, Italia
y Alemania, y la inacción cómplice de los países “democráticos” agrupados en el
Pacto de No Intervención, liderado por el Reino Unido, la potencia hegemónica
de entonces.
Jornada final de la batalla de Brunete
A Gerda Taro prácticamente la podemos
considerar como la primera fotoperiodista que en la historia moderna de la
guerra se atrevió a estar y trabajar en primera línea durante los combates, un
hecho que, además de preocupar a los oficiales republicanos en cuyas unidades
se metía, terminaría por costarle la vida durante la jornada final de la
batalla de Brunete. Por la intención y la elección de los protagonistas de sus
fotos, Gerda Taro merece ser considerada como una verdadera brigadista
internacional, tan valiente y firme en sus convicciones como el que más.
Poco interés
Si ya era bien conocido desde mucho antes
de la aparición de la Maleta Mexicana que Gerda Taro - o medio Robert Capa –
había estado y había muerto en la batalla de Brunete, la visión de todas las
fotografías que ella tomó aquí, además de otra valiosa información, nos
permitió conocer mucho más sobre los lugares concretos en los que estuvo y, de
una manera más imprecisa, en qué momento de la batalla pudo pisar cada
escenario fotografiado. Intentar descubrir estos datos constituye una tarea
apasionante, para la que se requiere un buen conocimiento tanto de la evolución
de las unidades republicanas y los combates que sostuvieron, como de la
geografía y morfología del campo de batalla. Nos parece que el ICP
(International Center of Photography, de Nueva York), dueño y administrador de
los negativos pertenecientes a la batalla de Brunete, ha hecho un gran trabajo
en lo referente a la difusión de los mismos, pero ha fallado clamorosamente en
el tema de mostrar interés por la localización física y temporal de lo que
aparece en ellos, a pesar de que les ofrecimos en su momento nuestra
colaboración. Es ante esta tarea difícil donde tenemos un hueco los
investigadores locales y pegados al terreno, los que llevamos años investigando
datos vitales para entender esas fotos, datos como por ejemplo, dónde
estuvieron los frentes, por dónde pasaban y cuales eran los caminos existentes
y cómo eran estos pueblos antes de su destrucción.
A la inacción del ICP se ha sumado el
incomprensible desinterés mostrado por las instituciones españolas,
especialistas en llegar casi siempre tarde en lo referente a la preservación
del patrimonio cultural común. A ellas les correspondía implicarse de lleno en
el estudio de estas fotos y en la protección de estos paisajes, pero en su
lugar, han tenido que ser las aportaciones de algunos investigadores aficionados
las que han atendido esta necesidad de saber. La prueba de esto está en
internet.
Iglesia de Quijorna
Nuestro grupo de estudio, Brunete en la
Memoria, quiere sumarse ahora a este esfuerzo no institucional de una forma más
visible, publicando lo que hemos ido averiguando desde que vimos por primera
vez estas fotos.
En esta primera entrega, hemos estado en
Quijorna, donde volvimos a enfocar la puerta trasera (N) y la torre de su
iglesia desde casi el mismo metro cuadrado en el que se debió situar Gerda al hacer
las fotos originales durante la que sería su primera visita al campo de
batalla. Estamos convencidos que eso ocurrió durante el día 9 de julio o apenas
después. Mediada la mañana de esa jornada de 1937, las fuerzas republicanas
finalmente habían podido ocupar Quijorna tras asaltarla durante tres días. La
torre de esta iglesia quedaría totalmente destruida en los días siguientes por
causa de los bombardeos aéreos y artilleros del ejército franquista en su afán
por recuperar el pueblo perdido. Los soldados que aparecen en la puerta de la
iglesia seguramente pertenezcan a la 10 brigada mixta de la 46 división,
mandada por El Campesino.
Plaza de la 5ª Bandera
Vale la pena mencionar que, lejos de
conocerse o valorarse la presencia de Gerda Taro en Quijorna, la plaza que
queda detrás de su iglesia todavía se llama de la 5ª Bandera (de Falange) y
según nuestros cálculos, el preciso lugar donde ella debió ponerse al sacar una
de sus fotos, está ocupado desde los años de la dictadura franquista por un
monumento a las tropas “nacionales” que defendieron Quijorna frente al ataque
republicano. Este monumento en cierto modo se hizo famoso en 2013 por ser el
lugar elegido por el gobierno local (del PP) para hacer un homenaje a esos
defensores de Quijorna. lo que tuvo una apreciable repercusión en varios medios
españoles e internacionales.
Salvo los muros de la iglesia, el actual
pueblo de Quijorna es totalmente nuevo (posterior a la guerra), pero en sus
alrededores, el llano, la sierra y el valle del río Perales, mantienen tanto su
belleza original como la presencia de muchos discretos restos bélicos que lo
convierten en un lugar del máximo interés histórico e ideal para convertirse en
el punto de inicio o final de la futura ruta de Gerda Taro, de la que
hablaremos más adelante y para la que nos ofrecemos como guías.
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