domingo, 3 de marzo de 2019

Un libro sobre brigadistas en la sanidad militar republicana

Sven Tuytens, miembro de Brunete en la Memoria y compañero de Ernesto Viñas publica su primer libro en castellano, fruto de la investigación sobre una curiosa fotografía guardada en una caja de zapatos. La imagen muestra a once mujeres el Primero de Mayo de 1937 en la Plaza de Cataluña (Barcelona). Era su primer día en España. Y es el primer capítulo de Las mamás belgas (El Mono Libre Editorial).



Todas las mujeres que refleja la fotografía eran de origen judío, comunistas y habían salido de Amberes con el propósito de combatir el fascismo.Tras su paso por Barcelona ese Primero de Mayo, viajaron en tren a Onteniente con paradas que les permitieron ver el ambiente alegre de Albacete, base de las Brigadas Internacionales. 
Las 21 voluntarias –se sumaron otras mujeres que no aparecen en la fotografía de Barcelona- trabajaron como enfermeras atendiendo heridos de guerra en el hospital Militar Republicando de Onteniente financiado con fondos de sindicatos belgas y de la Internacional Socialista. Se trata de un edificio que sigue en pie como colegio religioso aunque casi nada en su interior revela que fue hospital de guerra y de los más avanzados de la época. Llegó a ocuparse de 800 heridos. El autor ha encontrado las huellas del hospital camufladas entre los libros de la biblioteca y en la reja de lo que fuera un convento. 
Las “Mamás belgas” transformaron no sólo el hospital sino también las costumbres de la ciudad. Una enfermera española que tenía entonces quince años y hoy 97, Rosariet, y a quien las belgas llamaban “La Peque”, ha contado a Sven Tuytens, su recuerdo de aquellas valientes que tomaron la decisión de jugarse la vida por sus convicciones. Entre los pliegues de su memoria destaca la personalidad de Vera Luftig, que  vino a luchar con dos hermanas, Rachel y Golda, también protagonistas del relato y con sus maridos y novios, brigadistas internacionales.
La mayoría de ellas se reunían desde antes de la guerra en España en un local marxista de Amberes. Su fuerte compromiso político las llevó ya desde el año 1934 a atender a refugiados políticos que huían principalmente de la Alemania nazi. En aquellos años el enfrentamiento en el campo de batalla con el fascismo parecía inevitable, cosa que la guerra en España vino a confirmar. Y ellas querían estar en primera línea del frente. 

Mujer culta, elegante, atractiva y bien relacionada, Vera se enteró de que la Internacional Obrera y Socialista (IOS) y los sindicatos belgas habían impulsado la creación de un hospital militar internacional en Onteniente, transformando el monasterio de los Franciscanos —y actual colegio de la Concepción—. Precisamente ella organizó el viaje a España.

Colegio de la Concepción/Hospital Militar "El Belga" en Ontinyent


Los primeros días en el hospital de Ontinyent, en mayo de 1937, apenas llegaban heridos de guerra por la lejana ubicación del hospital pero después tuvieron que atender a los heridos del frente de Teruel, cuando quedaron impresionadas con las heridas por congelación. La guerra se recrudecía y atendían a población civil que había sufrido bombardeos indiscriminados de la aviación fascista. Poco antes de su salida de España atendieron a muchos de los más de 200 heridos en el bombardeo de Xàtiva, más conocido como el Guernica valenciano, donde murieron 129 personas.  Dos de ellas se habían trasladado al hospital de Villanueva de la Jara (Cuenca). 

Villa Enriqueta/Hospital holandés de Villanueva de la Jara

Derrotada la República tuvieron que escapar hacia Argelia antes de regresar a Bélgica. No les esperaba allí un destino mucho mejor. En 1940, sería ocupada por los nazis y una nueva guerra llegaba a sus vidas. Muchas de ellas se truncarían en violentas persecuciones o en campos de concentraciónDe quienes sobrevivieron, fueron mayoría las que combatieron hasta el final al fascismo en la Resistencia e incluso con la lucha armada. Vera Luftig, que había perdido a su marido, brigadista, en la batalla de Madrid, siguió luchando en la Resistencia y entró en una red de espionaje soviética llamada la Orquesta Roja. El relato recorre sus pasos y nos acerca a la personalidad de esta mujer que tuvo que ocultarse con varios nombres falsos como también hicieron otras de sus compañeras para sobrevivir. 

Radio de la resistencia belga

Sven Tuytens ha querido dar voz a estas heroínas anónimas, rescatarlas de la memoria silenciosa, porque “cuando se habla de las Brigadas Internacionales suele hablarse de la guerra y de la muerte de los hombres, pero no de las mujeres". Y ha escrito el libro a partir de testimonios de las enfermeras, que dejaron en forma de cartas o diarios y también de entrevistas a las supervivientes y testigos de la época en que estuvieron en Onteniente; así como encuentros con sus hijos. El autor ha tenido acceso a fotografías inéditas y a documentos desconocidos hasta la fecha y ha entrado en archivos internacionales para recuperar la memoria de estas 21 vidas solidarias cuya memoria nos devuelve con este libro.