domingo, 21 de enero de 2018

Descubierta la 'foto en el lecho de muerte' de la fotógrafa de guerra Gerda Taro




Foto aportada por John Kiszely


Un general británico retirado, Sir John Kiszely, puede haber identificado en su casa la última fotografía, ya fallecida, de la primera mujer fotoperiodista caída en el campo de batalla, Gerda Taro. Hijo de un médico híngaro, Janos Kiszely, que sirvió con la Brigadas Internacionales, Kiszely compartió hace poco en Twitter una fotografía de su padre atendiendo a una mujer, aparentemente muerta durante la batalla de Brunete, en 1937.

El paso de la Guerra Civil Española, y más concretamente por la batalla de Brunete, de la fotoperiodista Gerta Pohorylle, conocida como Gerda Taro, por la Guerra Civil Española y más concretamente por la batalla de Brunete, nos está dando cada cierto tiempo una nueva sorpresa en forma de fotografía o de documento. Primero fue el testimonio del tanquista que provocó el accidente que le costó la vida a Gerda, gracias al cuál se pudo determinar el lugar exacto del atropello, luego vino el descubrimiento de La Maleta Mexicana, una caja llena de rollos de negativos fotográficos guardados durante 70 años en el exilio mexicano. 




La misma foto en 'Sanidad en las Brigadas Internacionales' de Manuel Requena Gallego / Rosa Mª Sepúlveda Losa, Ediciones de la Universidad de Castilla-La Mancha, Cuenca, 2006, p. 68.

La leyenda dice: John Kyszely, médico húngaro atendiendo de la cara a un herido en la sala de recepción del hospital de El Escorial, convertido en Hospital de Guerra. Batalla de Brunete.



Más tarde, coincidiendo con el 80 aniversario de esa batalla, pudimos ver por primera vez una fotografía  hecha por el belga Mathieu Corman que mostraba, ya en 1938, el automóvil que trajo a Gerda Taro en su último viaje al campo de batalla de Brunete. Casi simultáneamente la revista de fotografía FV publicaba el certificado de defunción de esta fotoperiodista, otro documento de alto valor histórico que fue redactado en noviembre y no en julio o agosto de 1937, como cabía esperar. Cada uno de estos tesoros documentales ha permitido ir conociendo algo más de la historia de los últimos días de vida de Gerda, inmersa junto a miles de combatientes en la ofensiva republicana de julio de 1937 al pie de la sierra de Madrid.


Adverso de la foto aportada por John Kiszely


Hospital militar en Torrelodones

Siguiendo en esta dinámica de nuevos hallazgos, hace solo dos días reapareció otra fotografía, dramática, nítida y de gran calidad, que muestra al médico internacionalista Dr. Janos Kiszely limpiando el rostro ensangrentado del que parece ser el cuerpo sin vida de Taro. Tan importante como esta única foto conocida de Gerda muerta, nos parece la anotación manuscrita en el reverso, que sitúa la escena en Torrelodones y no como cabía esperar, en uno de los tres hospitales militares republicanos que entonces funcionaban en El Escorial. En este último lugar, según el testimonio  de una enfermera que la atendió, fue  donde el 25 de julio recibió tratamiento médico por las gravísimas heridas recibidas tras resultar arrollada por un carro de combate propio entre Villanueva de la Cañada y Valdemorilo mientras la aviación alemana bombardeaba durísimamente el entorno de Brunete y su cementerio. El Escorial sería también el lugar donde moriría Gerda un día más tarde.




Montaje del historiador Jesús Rodríguez Morales que a nuestro juicio permite 
comprobar con poco o nulo margen de duda la identidad de Gerda Taro fallecida. 
Las fotos del montaje son de Robert Capa e International Centre of Photography.


Camino de las ambulancias

Bajo nuestro punto de vista, no hay contradicción entre la muerte de Gerda en El Escorial y esta nueva foto del que sería su cuerpo en Torrelodones; ambas cosas pueden ser perfectamente compatibles a la vista de cual era la red de evacuación de bajas que había establecido el Ejército de Maniobra (cuerpos de ejército V y XVIII) mandado por el general Miaja para la ofensiva republicana de julio de 1937. Según el plano de carreteras y sentidos de circulación que hemos encontrado por duplicado en los archivos militares de Ávila y Madrid, las evacuaciones de combatientes entre El Escorial (sede de los hospitales del V cuerpo de ejército, uno de los cuales atendió a Taro) y Madrid (destino final de los heridos transportables y de una parte de los muertos) pasaban inexcusablemente por Galapagar y Torrelodones antes de dirigirse a Madrid por Hoyo de Manzanares, Colmenar Viejo y El Goloso. A Torrelodones, atravesando El Pardo, también llegaban las ambulancias vacías procedentes de Madrid en su camino de vuelta hacia el campo de batalla.




Parte de bajas evacuadas por el Ejercito de Maniobra el 26 de Julio de 1937. 
Los dos periodistas que aparecen reflejados en “otras unidades” serían Gerda Taro y Ted Allan, 
un canadiense que la acompañaba y que relató en sus memorias sus últimas horas de vida. 
Archivo General Militar de Ávila (AGMAV).



Si creemos en lo que dice el reverso de la foto, el local sanitario situado en Torrelodones donde se tomó esta imagen podría haber estado en uno de estos tres lugares dependientes de la sanidad militar del XVIII cuerpo de ejército: en el puesto de clasificación y distribución de heridos situado en Villa Julia, a 800 metros del paso a nivel ferroviario; en Villa Solana, en donde funcionaba un hospital con tres equipos quirúrgicos y 40 camas, o en la finca El Tomillar, situada en el kilómetro 21 de la carretera a Hoyo de Manzanares, donde radicaba un depósito de material médico y de ambulancias y que, por su proximidad al Canto del Pico (sede del alto mando republicano) y a la principal vía de evacuación, pudo ser también el eventual puesto de mando sanitario de todo el Ejército de Maniobra. De estos tres lugares citados, nuestra preferencia a la hora de situar la foto que nos ocupa se decanta por este último lugar, que hoy sigue existiendo.




Esquema de la distribución de los puestos de sanidad y hospitales republicanos mediada la batalla de Brunete, Archivo General Militar de Ávila (AGMAV).






Esquema de la red de carreteras y sentidos de circulación ordenados 
por el mando republicano para la ofensiva de julio 1937, 
Archivo General Militar de Ávila (AGMAV).






Antiguo convento de los Sagrados Corazones, 
convertido en hospital militar durante la Guerra Civil Española.  
Allí murió Gerda Taro, 
Archivo Municipal del El Escorial.




25 de julio de 1937

Lo que nos hace pensar que la foto reaparecida el 16 de enero (ya había sido publicada durante la GCE), es que el cuerpo de Gerda Taro, una vez esta hubo fallecido en el hospital republicano que funcionaba en el edificio de los Sagrados Corazones de El Escorial, fue llevado a Torrelodones para que se pudiera mejorar su aspecto y quizás verificar su identidad, ya que en Madrid, tras ser conocida su muerte, le esperaba un destino diferente al de los otros cientos de caídos en combate. Eso parece mostrar la foto, en la cual el Dr. Kiszely lleva puesto un delantal mas propio de morgue que de quirófano. Él estaría limpiando del rostro de Gerda la sangre seca que ha brotado de boca y nariz con el cuerpo todavía sobre la camilla que lo ha transportado hasta Torrelodones. La posición de las manos y la ausencia de sangre en la ropa parece indicar que estaba siendo preparada para el traslado a Madrid.
Conocida y querida en la zona republicana, fue velada primero en la Alianza de Escritores Antifascistas y luego trasladada a París, donde fue enterrada en el cementerio de Père-Lachaise.





Tumba original de Gerda Taro en el cementerio Père-Lachaise en París.



Funeral histórico

Una gran multitud acompañó a Gerda Taro en ese cementerio parisino. El poeta francés Louis Aragón, que asistió al funeral, declaró unos años más tarde: "El pueblo de París hizo un entierro extraordinario para la pequeña Taro, donde se habían reunido todas las flores del mundo. Capa, a mi lado, estaba llorando y cuando la procesión se detenía, escondía sus ojos en mi hombro”. En 1942, los nazis y sus secuaces franceses borraron de su sepultura las palabras "Reportera fotográfica en Ce Soir, muerta el 25 de julio de 1937 en el frente de Brunete, España" atestiguando el compromiso de la joven con España. Actualmente, su tumba se encuentra en la parte posterior del memorial dedicado a las victimas del campo de concentración de Ravensbrück, en la división 97º del cementerio.
Decía su compañero Endre Ernö Friedmann, luego Robert Capa: "Si tus fotos no son buenas, es porque no estás lo suficientemente cerca". Esta regla básica para los fotoperiodistas le costó la vida a Gerda, la joven y coqueta periodista a la que los soldados republicanos llamaron la “pequeña rubia”, que murió seis días antes cumplir los 27 años. Siempre estuvo cerca, a veces demasiado…

Sven Tuytens & Ernesto Viñas - Brunete en la Memoria